Por: Dolores Arce
Estamos entrando a la recta final de la campaña por el Sí o No a la Repostulación del binomio Evo – Álvaro, mediante modificación del artículo respectivo de nuestra Constitución Política del Estado.
Los medios de comunicación son el escenario de analistas fundamentalmente del lado de la oposición, que tratan una vez más de inducir el rechazo a una gestión de gobierno, generando opinión pública adversa. Intentan desconocer los avances en la profundización de la democracia no solo en cuanto a participación política, sino inclusión y acceso a derechos económicos, sociales y revaloración cultural. En este proceso, las mayorías han superado el umbral de extrema pobreza y exclusión al que le sumergieron los gobiernos militares y neoliberales.
La oposición procura capitalizar los resultados electorales de Argentina y Venezuela, pronosticando el fin de los gobiernos progresistas. Es doloroso constatar que las guerras económicas y mediáticas impulsadas por los lacayos del imperialismo lograron momentáneamente nublar y paralizar al movimiento popular – un autogol que con seguridad pondrá en peligro las conquistas sociales - lo que nos lleva a la necesidad de una profunda reflexión, cómo revertir esta situación y seguir avanzando en los procesos revolucionarios y de integración latinoamericana.
Los políticos agrupados en la oposición, no saben de Patria, desde siempre se han cuadrado ante los intereses foráneos y las transnacionales o consorcios políticos, económicos y hasta culturales.
La corrupción, un mal heredado que necesita ser erradicado
La otra bandera que agita la oposición: los casos de corrupción, en particular, lo referido al Fondo Indígena.
Empecemos recordando que la corrupción es uno de los grandes males heredados del pasado, un cáncer que tampoco este gobierno supo erradicar.
Por suerte, la sociedad civil de hoy es más exigente y demuestra su intolerancia a la corrupción. El peligro está en intentar hacernos olvidar que quienes ahora se constituyen en los principales acusadores, en los anteriores gobiernos y en años recientes causaron pérdidas millonarias a las arcas estatales a través del manejo turbio de los gastos reservados, los saqueos, privatizaciones y capitalizaciones.
El Fondo Indígena ha sido desvirtuado y se ha convertido en el platillo favorito en los diferentes medios de comunicación – ni hablar de las redes sociales – para intentar deslegitimar a los movimientos sociales.
Llaman la atención varios vacíos legales en la normativa que debieran haber sido subsanados por profesionales del área, ojalá se logre con un asesoramiento preventivo de las entidades encargadas del control de los recursos públicos, hoy la soga revienta por el lado más delgado, para alegría de la oposición. Sin justificar de ninguna manera la posible malversación, lo menos que podemos es reclamar que los dirigentes no tuvieron el asesoramiento imprescindible para un manejo adecuado, según las normas de fondos públicos. Nos preguntamos donde están los funcionarios técnicos y administrativos que no hicieron su trabajo? Como bien dice nuestro canciller, parece haber una mano blanca detrás de este debacle.
Es momento de una profunda reflexión: ¿cuál es el futuro y tipo de país que queremos para nuestros hijos(as)?
Quienes están detrás del NO? No cabe duda que los hilos de la campaña por el NO son movidos desde el norte de nuestras fronteras, donde se han atrincherado los delincuentes políticos prófugos entre quienes destaca personajes tan funestos como Sánchez Berzain, Manfred Reyes Villa y Goni Sánchez de Lozada. Una vez más, Evo está en la mira porque su continuidad constituye un estorbo a los intereses del imperio, que recurre a estrategias variadas para minar el avance de los pueblos y la construcción de sociedades más justas.
Apuesto por la permanencia del presidente Evo como mejor conductor de este proceso de cambio, convencida de que sus cualidades extraordinarias de líder, tiene la capacidad de unificarnos y garantizar que el Estado trabaje por las grandes mayorías, a diferencia de otrora cuando era apenas un botín para los sectores privilegiados.
La autocrítica y reflexión en este momento son cruciales y nos obligan también a enmendar errores y reconquistar el ajayu combativo del pueblo, para seguir avanzando.
Recuperemos nuestro ajayu de lucha, enfrentando unidos la contraofensiva de la derecha nacional e internacional.
EVO SÍ PORQUE ES PILAR FUNDAMENTAL DE LA BOLIVIA DIGNA Y PATRIA GRANDE
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