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2 ene 2016

Navidad: colonización, estrés y consumismo


"Navidad y año nuevo o las fiestas del tío Sam? Por qué razón continuamos repitiendo rituales y tradiciones que nada tienen que ver con nuestra cultura o identidad?"

Por: Giselle Erba República Oriental del Uruguay

Continuando con nuestros artículos destinados a desenmascarar los efectos hipnóticos y devastadores de la colonización de América, hoy nos vamos a referir a dos rituales importados del hemisferio norte, que si bien no son herencia de nuestros antepasados originarios, igualmente hemos incorporado como parte de nuestra cultura y cotidianeidad. Me refiero específicamente a la celebración de Navidad, 25 de diciembre y a la fiesta de Año Nuevo el 1º de enero de cada año.

Y voy a detenerme en dos conceptos que he mencionado en la introducción, que son según mi punto de vista, los pilares medulares de este artículo.

Vayamos primero a la definición de “ritual”. De acuerdo a la Real Academia española un ritual es un conjunto de acciones de carácter sagrado, realizadas principalmente por su valor simbólico y que están sustentadas en alguna creencia, ya sea una religión, una ideología política, las tradiciones de un pueblo, los recuerdos o la memoria histórica de una comunidad, etc.

Desafortunadamente, y a partir del proceso colonizador iniciado hace más de 500 años en nuestro continente y de la mal llamada “evangelización” de las poblaciones indígenas, estos rituales por efecto de repetición sistemática a lo largo del tiempo,se han ido integrando a la tradición cultural y religiosa de nuestros pueblos.

El otro punto a destacar es que ambas celebraciones (Navidad y el Año nuevodel 1º de enero) en realidad nada tienen que ver con nuestra cultura y cosmovisión ubicadas en tiempo y espacio en el hemisferio sur.

Para empezar, nuestros ancestros originarios celebraban el Año Nuevo en el solsticio de invierno, fecha que ubicaban aproximadamente el 21 de junio de nuestro actual calendario gregoriano.

Cada madrugada entre el 18 al 24 de junio, los pueblos originarios del sur alineados con los ciclos de la naturaleza y el universo, acostumbraban a celebrar el inicio del año nuevo; por cuanto en ésta época, la pacha mama y todos quienes cohabitamos en éste lado del planeta, nos preparamos para experimentar uno de los episodios más relevantes de la naturaleza que asegura la renovación de la vida en todos sus reinos. Este ciclo de renacimiento coincide con la llegada del invierno a nuestras latitudes.

En la Cosmovisión andina esta celebración de año nuevo se llama “Inti Raymi”. Según relata Garcilaso de la Vega, el Wawa Inti Raymi significaba que el dios Sol renacía para dar inicio a un nuevo ciclo anual, el "tiempo circular inca" debido a que ellos no concebían el tiempo como una línea sino como un espiral o círculo cronológico siempre en constante ascenso y evolución.

Este era el tiempo del nacimiento de los brotes o de las pariciones de los animales que se deberían cuidar hasta la época de verano de florecimiento, madurez y cosecha. Así mismo el significado simbólico de nacimiento se extendía al ser humano representando un tiempo de reflexión y recogimiento. Un periodode renacimiento y renovación propicios para reponer fuerzas y energías para el nuevo año.

Por cierto, este episodio de la procreación de la vida y el tiempo, acontece de igual forma en el hemisferio norte, pero en época distinta. Esto significa que en el planeta tierra ocurren dos fenómenos diferidos en tiempo y espacio que son los dos años nuevos; uno correspondiente al hemisferio norte, (que transcurre en diciembre) y otro del hemisferio Sur (en el mes de junio).

Es comprensible que ocurra tal acontecimiento, por cuanto es el orden cósmico quien mantiene en equilibrio el "orden natural de la vida en el planeta", asegurando de esta manera la existencia de los opuestos complementarios.

Mientras en un hemisferio se da el inicio o renovación de la vida natural y todos sus reinos (invierno), en el otro se está llegando a la mitad del ciclo, expresado en la maduración y/o apogeo de la naturaleza – verano.

Si este equilibrio es primordial para asegurar el orden de la naturaleza; por qué razón continuamos repitiendo rituales y tradiciones que nada tienen que ver con nuestra cultura o identidad y aún más nos preguntamos; ¿quiénes serían entonces los interesados en fomentar la desconexión de la tierra y de sus ciclos naturales y biológicos, de aquellos que habitamos en estas latitudes?

La respuesta es evidente, los responsables son los mismos que mantienen vigente el programa de dominación y sometimiento de las masas que conocemos como capitalismo neoliberal.

Aquellos mismos que fomentan el consumismo desmedido, y que terminan transformando una celebración netamente espiritual como debería ser considerada la Navidad (que de acuerdo a la tradición cristiana – católica representa el nacimiento de Cristo) en un descontrol de consumo,que a la vez es promocionado por las marcas de las grandes multinacionales quienes se aseguran año a año que el “rebaño” siga alimentando las arcas del tío Sam.

En medio de este escenario de consumo donde los beneficiados son unos pocos, la humanidad dormida sigue actuando como una civilización domesticada celebrando la Navidad del hemisferio norte, armando un arbolito que evoca las coníferas nevadas del invierno europeo y esperando a Santa Claus, o a Papa Noel el icono del imperio y de su bebida emblemática, quien apareciera recién en 1920 como una estrategia de marketing en un anuncio de Coca-Cola publicado en The Saturday Evening Post.

Por todo lo antes mencionado, creemos que ya es tiempo de dar otro paso, pero aún más agigantado, con el propósito de anunciar al mundo y a los habitantes del norte, que el Hemisferio Sur tiene su propio Año Nuevo, más real y acorde con los ciclos naturales pertenecientes a éste lado del planeta.

Los invitamos a seguir rescatando las raíces ancestrales del maravilloso conocimiento de nuestros abuelos y los convocamos para la celebración masiva del próximo AÑO NUEVO DEL HEMISFERIO SUR, INTI RAYMI (quechua), WE TRIPANTU (mapuche), MACHAQ MARA (aymara) entre otros el 24 de junio de 2016.

“Porque nuestro Norte es el Sur” Joaquín Torres García

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